
la mujer desnuda sabía a canela
el tiempo eran los brazos abiertos
del hechicero ante la poción
y los silencios
cada uno de los condimentos
que la convertían en ágil y sabrosa
en flor
de abril a marzo
la mujer desnuda
escondía la magia y la palabra
–una vez llegaste tan pronto
que no había flor que no fuese semilla–
su piel
molida y bebida
aún me sabe